Paul en México

14.04.2012 21:15

Hace unos días, a raíz de la declaración de Ivonne Ortega, Gobernadora de Yucatán, en el sentido de la confirmada y esperada visita de Paul McCartney a Chichén Itzá, el mundo beatle mexicano comenzó a alborotarse, a tal grado que en Facebook se abrieron varias cuentas que refieren este evento y que van desde sugerencias de ahorro para los fans, declaraciones de aventados que están convencidos de ir aunque coman frijolitos todo un año, y gente que incluso ofrece a cambio de respaldar su espacio, mantener al tanto a la fanaticada, pues tiene entre comillas, fuentes cercanas que le informan bien.

 

Es decir, esto ya se convirtió en una realidad antes de que Sir Paul estampe su firma en un contrato que oficialice su presentación en una de las nuevas maravillas del mundo. La realidad es que McCartney sí figura en una lista de artistas internacionales que han sido invitados a la milenaria ciudad maya, entre los cuales ya se han presentado Plácido Domingo en 2008, y Elton John y Sara Brightman en 2010, hablando solamente de la administración de la licenciada Ortega. No quiero hacerles de chivo los tamales, solo centrarlos en que de confirmarse esta noticia, seguramente estaría lejos del alcance del fan promedio, pues se habla de que solo el costo de los boletos rondaría los 2 mil dólares.

 

Resulta evidente que la motivación para traer a Paul McCartney no obedece como se ha dicho, a la pretensión por promover el turismo de la región, si consideramos que según cifras oficiales, este rubro reflejó en 2011 un incremento del 10.7 por ciento en comparación con 2010.

 

Chichén Itzá no necesita del exbeatle para verse con turistas todo el año, y éste no requiere de venir para mantenerse vigente. Entonces, la cuestión aquí tampoco es el dinero; me refiero a obtener recursos para el cuidado y la preservación del sitio, pues el mismo Patronato del Instituto de Cultura de Yucatán publicó que en eventos similares anteriores, han visto pérdidas millonarias y dicen que les ha salido más caro el caldo que las albóndigas. ¿Qué incongruencia, no creen? Con Elton John por ejemplo, perdieron 9.2 millones de pesos, para no ir muy lejos. Desde luego que existe una alta demanda para ver a Paul, pero no del fan común y corriente, sino de gente que en muchos casos mantiene diversos intereses con esa administración gubernamental, menos beatleros.

 

La gobernadora dice que tal y como ha sucedido en los conciertos anteriores, con Sir Paul se sujetará a las condiciones que determinen los arqueólogos y que la iluminación en leds no lesiona a las piedras de la zona arqueológica; sin embargo, no todos piensan igual.

 

Investigadores y académicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, manifestaron su oposición bajo el argumento de que sería ilegal y contrario a los intereses de los mexicanos.

 

Es exagerado este último punto, pero la gobernadora tampoco es clara, pues dicho Patronato ha sido denunciado por el mismo INAH por exceder la taquilla autorizada hasta en más de 3300 personas con Elton John y Sara Brightman; es decir, de 6450 autorizados a 9800 asistentes. Y siendo ella la presidenta de la Junta de Gobierno de dicho patronato, la denuncia también le alcanza y con ésta, la afirmación de que si se han reportado pérdidas millonarias anteriormente, se debe a que gran parte de los asistentes fueron  por cortesía del gobierno del Estado, con la recurrente justificación de la promoción turística, pues de otra forma no se puede entender que un concierto con una asistencia superior al 150% de lo planeado, arroje pérdidas a sus organizadores.

 

Por esto mismo, muchos yucatecos lastimosamente no quieren a Paul en su tierra, pues dicen que una de las intenciones del gobierno local es tener a Yucatán en los ojos y los oídos del mundo, y que aunque esto es algo bueno, el costo resulta demasiado elevado.

 

Se afirma que lo de Ivonne Ortega no es más que un capricho que tiene con un marcado interés por promover su propia imagen, a lo que ella contesta y le pide a la gente que no escuche voces destructivas. En resumidas cuentas, el asunto ya se convirtió en algo político y a mí la verdad, comienza a fastidiarme.

 

En este entorno, les pregunto queridos amigos, ¿Ustedes qué opinión tienen? Recuerdo el mes de mayo de 2003... Después de tocar en el interior del Coliseo Romano ante un público VIP de cuatrocientas personas que pagaron hasta 1500 euros por entrada, Sir Paul se presentó gratuitamente ante medio millón de fans quienes a través de 12 pantallas gigantescas, se cautivaron al ritmo de la música beatle.

 

En aquella memorable ocasión, lo recaudado en el primer show que les comento, fue en beneficio de un grupo que combate las minas antipersonales y del museo arqueológico de Bagdad. El segundo concierto fue exclusivamente para los fans.

 

¿Qué diferencia, no? Aunque bueno, también es justo decir que allá no había de por medio políticos mexicanos.

 

Nos seguimos leyendo.